El caso ocurrió hace tres años en
Grahamstown, en Cabo oriental (sur), la provincia natal de Nelson
Mandela, pero en ese entonces nadie se enteró ya que Ronel Mostert, la
dueña de Siyakubonga Funeral Services, amenazó a sus empleados con
despedirlos si hablaban.
Pero, uno de ellos, Siphamandla Dyasi,
quien se vio obligado a utilizar una sierra circular para cortar los
pies del difunto, decidió finalmente decir la verdad, explicando que no
podía seguir guardando un secreto tan difícil de llevar en la
consciencia.
“He tenido pesadillas e insomnio a causa
de ese incidente. He intentado guardar el secreto durante los últimos
tres años pero me atormentaba constantemente”, explicó, según el informe
judicial consultado por la AFP.
“Durante todos estos años, casi no he
podido dormir. Aún ahora escucho el ruido de la sierra resonando en mi
cabeza. No podía más”, dijo. “El hombre era demasiado grande para caber
en el ataúd, y tuvimos que decírselo a la señora Mostert. Nos respondió
que busquemos una sierra y le cortemos las piernas”, añadió.
Tras este testimonio, se procedió a abrir la tumba de Thamsanqa Tshali, el difunto mutilado, un hombre de 33 años muerto por causas naturales. Expertos confirmaron las afirmaciones del empleado.
Tras este testimonio, se procedió a abrir la tumba de Thamsanqa Tshali, el difunto mutilado, un hombre de 33 años muerto por causas naturales. Expertos confirmaron las afirmaciones del empleado.
Liberada bajo fianza, la dueña de la
funeraria deberá presentarse ante un juez el próximo 27 de junio. Por el
momento no ha hecho ningún comentario.
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